jueves, 25 de abril de 2013

19 de abril: Día de la  convivencia  en la diversidad  cultural
 Adrián Almirón

    La modernidad definida en términos de Zygmunt Bauman implica lo fijado, un proyecto que desde una organización determinada por un grupo definido se llevo  en la sociedad.  La vida moderna implico la eliminación de las diferencias, la homogeneidad fue la base para la construcción de sociedades. El otro en las sociedades modernas no tenia su espacio, la segregación de grupos y culturas fue una constante que determino la exclusión de diversas etnias y religiones en los nuevos Estados modernos.

  Las circunstancias políticas que cada Estado-Nación exacerbaron aun más estas situaciones de desigualdad y discriminación. En este marco de sociedades modernas, con proyectos fijos y estructurados, podemos explicar procesos de genocidios que fueron construidos desde el concepto de ingeniería social o la constitución de una cultura jardín.  El régimen nacionalsocialista(NAZI),  liderado por Adolf Hitler puede ser interpretado a partir de estos conceptos, para su proyecto ideal de Estado moderno. El otro debía ser segregado, excluido y exterminado. El primer paso realizado con la comunidad judía fue la negación de su condición humana, para ello se valió de estereotipos cristianos que fueron funcionales a sus nuevos proyectos. El siguiente paso fue la separación del resto de la sociedad,  a partir de los guetos, el más representativo de todos fue el construido en Polonia.

  Hacia 1943 se produjo en Polonia la rebelión armada mas importante en los guetos registrados, desde el 19 de abril  hasta el 8 de mayo del mismo año. A partir de heroísmo y esperanzas de superar la intolerancia del nazismo, resistieron de forma heroica ante un proyecto moderno que implicaba solamente muerte. No obstante debemos destacar que en los guetos y también en los campos de concentración, se resistía de diversas formas, el objetivo de la resistencia era sostener el espíritu humano para ayudar al otro, la solidaridad entre las personas era una forma de resistir.

 El poeta israelí Jaím Guri nos describe de forma concreta las diversas formas de resistencia:

Contrabandear un pan era resistirse.
Enseñar en secreto era resistirse.
Recoger información y distribuir un diario clandestino era resistirse.
Gritar para advertir era resistirse.
Rescatar un rollo de la Torá era resistirse.
Falsificar documentos era resistirse.
Pasar personas a través de las fronteras era resistirse.
Registrar eventos y ocultar los registros era resistirse.
Extender una mano de ayuda a los necesitados era resistirse.
Atreverse a decir lo que se piensa, bajo el riesgo de perder la vida, era
Resistirse
Mantenerse frente a los criminales sin armas en las manos era resistirse.
Contactarse con los sitiados y contrabandear armas era resistirse.
Pelear con armas en las calles, montañas y bosques era resistirse.
Rebelarse en los campos de la muerte era resistirse.
Levantarse en los ghettos, entre las paredes derrumbadas…

  La resistencia ante la homogeneidad  social y cultural debe ser hoy nuestro principal propósito.
  Reconocernos  como  una humanidad diversa, es  lograr ampliar la mirada. El recuerdo de la rebelión debe servirnos para propiciar canales de comunicación donde aspiremos a construir una sociedad  en la cual podamos caber todos de forma igualitaria. Debemos retomar este hecho  e incorporarlos definitivamente en nuestra memoria histórica para reconocer que el ser humano en su diversidad tiene una infinita riqueza.  

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